LA TINTA QUE LATE: CUENTO “FELIZ NAVIDAD”


CUENTO “FELIZ NAVIDAD” - © Raúl Lelli 07/11/2003
Me levante muy temprano, más que de costumbre, cerca de las cinco y media de la mañana pues era vísperas de navidad, puse la pava y preparé unos mates como todos los días, para mi todos los días eran sabadilunes, vivo sólo en mi taller de calle Fleming y las visitas que vienen lo hacen en días de semana en horario comercial, quedándome los fines de semana como cárcel obligatoria en tan pequeño espacio, donde la soledad me canta himnos de superioridad.
El mate se termina y enciendo un cigarrillo, corre la mañana y mientras mis recuerdos me pasan una película de mi vida, el timbre llama a mi puerta, pero es feriado y encima Domingo ¿Quién podrá ser?
Cuando abro la puerta me encuentro con una imagen que siempre soñé, pero que es un imposible, pero ahí estaban vestidos de fiesta mis tres hijos, con sus esposas y novio y niños que de seguro eran mis nietos.
El más grande Martín, tomó la palabra y me dijo antes de darme un abrazo, papá, vinimos a verte, a olvidar ofensas a restañar heridas y a que conozcas a tus nietos.
No sé cómo hice pero los abracé a todos, los olía y besaba en sus mejillas y sentí sus pieles en contacto con la mía y brotó el llanto de felicidad en un descontrol de lágrimas, pero en poco tiempo recobramos parte de la calma y los invité a pasar, tenía sólo una mesa de plástico, dos sillas y dos banquitos y mi hija y mis nueras sacaron un mantel de la nada y pusieron la mesa y pan dulce y sidra y garrapiñada y los niños que correteaban por el pequeño y minúsculo patio de mi morada; de pronto el más pequeño tironeando de mis pantalones me dijo: - ¡abuelo, abuelito hoy es navidad! ¿Dónde está el arbolito para poner los regalos?
Y busqué con mi vista para saber dónde estaría aquel arbolito pero no había ninguno y así como no había ningún arbolito ellos se fueron esfumando para desaparecer como vapor en el aire y maldije aquel momento mentiroso a esa cruel espada llamada soledad, a esa cruel infamia llamada distancia y a ese verdugo llamado tiempo.
Así comenzaba una navidad mas…

 

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